Traducción: Emilio Correa
Sybok era el hijo primogénito del diplomático vulcano Sarek y una princesa vulcana. Después de la muerte de su madre, Sybok pasó gran parte de su infancia con su medio hermano, Spock. Su hermano era también el hijo de Sarek pero su madre, Amanda Grayson, era una mujer humana.
Como estudiante, Sybok tenia unas dotes excepcionales y poseía una gran inteligencia. Se supuso incluso que un día iba a formar parte de los eruditos de Vulcano. Sybok sin embargo fue un revolucionario ya que como el conocimiento y la experiencia que él buscaba estaban prohibidos en Vulcano. Sybok rechazó la idea de la lógica pura, prefiriendo en su lugar la emoción de sus antepasados de Vulcano. Y cuando animó a otros a seguirlo, fue desterrado.
Durante sus estudios recibió visiones que el entendió como un mensaje de Dios, conocido en la mitología Vulcano como Sha Ka Ree. En 2287 las visiones de Sybok le llevan a Nimbus III, donde reunió a un grupo de seguidores leales conocidos como el Ejército Galáctico de la Luz. Mediante el uso de sus poderes telepáticos para hacer que los demas se enfrentaran su más profundo dolor, Sybok fue capaz de convencer a otros de que era un verdadero visionario. Con su creciente grupo de seguidores leales, Sybok capturo fácilmente la ciudad de Paraíso, capital de Nimbus III.
En el esfuerzo para acceder a una nave espacial, Sybok secuestra a los tres representantes de la ciudad: Caithlin de los romulanos; el general de los klingon Korrd; y de la Federación St John Talbot. Estos secuestros eventualmente dan lugar a un fallido intento de rescate por la tripulación de la nave USS Enterprise-A, dando lugar también al secuestro de la nave. Sybok utilizo el Enterprise para llegar al lugar que aparecia en sus visiones, más allá de la Gran Barrera del núcleo galáctico.
Al localizar a Sha Ka Ree se reveló que Sybok fue engañado por su Dios, que resultó ser una entidad malévola encarcelada en el planeta, que proyectaba las visiones de Sybok en busca de una nave espacial para obtener su libertad. Al darse cuenta de lo que había hecho, Sybok intentó salvar a la tripulación del Enterprise sacrificándose en el altar de su dios. (Star Trek V: La Última Frontera).
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